JOSÉ ANTONIO MARUGÁN HERRANZ
En España hoy en día estamos siendo testigos de acontecimientos que provocan agitación e incertidumbre, que no solo en España, sino a nivel mundial generan una nueva realidad geopolítica con todas sus consecuencias, como son los fenómenos del recién electo presidente de los EE.UU. D. Trump, el Brexit británico, fenómenos como el de los refugiados sirios, iraquíes y afganos, los movimientos migratorios, el terrorismo yihadista, el cambio climático, las dudas sobre la solvencia de las economías emergentes, etc.
España no es ajena a ésta agitación y acabamos de formalizar un gobierno en minoría del PP que numerosas dudas aporta para poder resolver y hacer frente a la agitación e incertidumbre.
España tiene problemas estructurales serios, que han estado durante casi un año sin tocar por el postureo político de cuatro partidos políticos que mostraban no querer afrontar la solución de los mismos, teniendo en cuenta que para afrontarlos se necesita un amplio consenso que los actuales partidos no han querido, o más bien no han sabido y poca esperanza tengo en que encuentren una solución futura; pero lo cierto es, o nos enfrentamos a ellos (los problemas) o bien, de cara al futuro de los españoles éste irá claramente a peor.
Es harto llamativo que en las pasadas campañas electorales no se haya puesto de manifiesto por ninguno de los partidos mayoritarios el grave problema que representa el progresivo envejecimiento de la población y la baja tasa de natalidad
En este post me quiero referir a un punto que exige una reforma estructural intensa y urgente, y es la de las pensiones. Es harto llamativo que en las pasadas campañas electorales no se haya puesto de manifiesto por ninguno de los partidos mayoritarios el grave problema que representa el progresivo envejecimiento de la población (el envejecimiento afectará a las sostenibilidad del Estado de bienestar en pensiones y sanidad) y la baja tasa de natalidad, cuyas consecuencias provocan que se incremente el número de dependientes y que con el actual sistema de financiación, da lugar a no poder pagar las pensiones o al menos en las cantidades que actualmente se hace.
El sistema de pensiones refleja por un lado la tendencia demográfica y el progresivo envejecimiento de la población al tener mayor esperanza de vida a partir de los 65 años, que aumenta a razón de 16 meses por década.
Estamos de acuerdo que la reforma de las pensiones garantiza la sostenibilidad, si se aplica adecuadamente, pero requiere medidas complementarias
El destino del dinero recaudado por la Agencia Tributaria se reparte en un 40% para pensiones y otras prestaciones sociales, un 14% para sanidad y un 9% educación. Tres partidas que consumen el 63% de los Presupuestos Generales del Estado y que requieren una importante reforma estructural que exigirá el acuerdo de una amplia base parlamentaria para ser abordadas.
Estamos de acuerdo que la reforma de las pensiones garantiza la sostenibilidad, si se aplica adecuadamente, pero requiere medidas complementarias. Para ello, es necesario buscar soluciones, no se puede seguir haciendo pensar a los españoles que hoy tienen entre 40 y 50 años que cuando lleguen a la edad de jubilación van a cobrar una pensión de la cuantía que hoy está vigente, porque no va a ser así.
Hay dos hechos por los que es urgente buscar soluciones, uno es que las personas viven más y dos que la generación de baby boom se empezará a retirar a principios de la próxima década con una esperanza de vida mayor.
El Artº 50 de la Constitución Española dice, que los poderes públicos garantizarán mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Y para que el sistema de reparto vigente en nuestra legislación pueda atender el objetivo de suficiencia, debe ser viable y sostenible; si no lo es, generará incertidumbres que afectarán negativamente a la inversión, el empleo, al crecimiento y al bienestar.
En mi opinión y ante el escenario que se nos viene con el aumento del número de pensionistas, la sociedad española puede elegir entre combinaciones de las siguientes alternativas:
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1º Aceptar la reducción de la pensión media sobre el salario medio y compensarla con más recursos procedentes del ahorro privado.
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2º Aumentar los recursos destinados a pensiones públicas para evitar la caída de la tasa de beneficio, lo que conllevaría incremento de impuestos o menor gasto público en otras partidas presupuestarias
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3º Realizar reformas estructurales que disminuyan la tasa de desempleo, aumenten la población ocupada y sus salarios, con incremento del capital productivo humano y tecnológico, que darían lugar a mayores pensiones aunque disminuyera la tasa de beneficio.
En definitiva, teniendo en cuenta que el sistema público de pensiones es una pieza fundamental del Estado de bienestar y, por tanto, necesita tener garantizada su sostenibilidad, la economía española necesita seguir introduciendo mejoras en su sistema de pensiones para afrontar el envejecimiento, asegurar la igualdad entre generaciones y entre los trabajadores de una misma generación y garantizar pensiones suficientes eliminando cualquier riesgo de exclusión social.
Cuanto más se avance en reformas que aumenten el empleo, su calidad y productividad, y que mejoren la eficiencia del sistema más fácil será compaginar sostenibilidad con mayor capacidad adquisitiva de las pensiones.
Modernizar el estado de bienestar y, en especial, el sistema de pensiones no solo es posible sino que es una necesidad y todo ello no solo requiere un gobierno estable sino también mucho acierto y amplios consensos sobre las políticas y medidas necesarias a tomar.
ACERCA DEL AUTOR
José Antonio Marugán es Licenciado en Filosofía y CC. de la Educación por la Universidad de Barcelona, Graduado Social, Diplomado en Desarrollo y Gestión de Empresas por la EOI, Experto Universitario en Transportes.